Puebla de Lillo nos recibió con una fina lluvia. Así, con la cara recién lavada, el hayedo de La Cervatina nos mostró su esplendor: los colores brillantes, casi recién salidos de entre la neblina, y poco a poco un solecillo que a ratos iluminaba el paisaje.
El Pico Susarón se alzaba al inicio del camino, como atalaya del pueblo y sus bosques.
Unas senderillas saludaron nuestros pasos y nos sirvieron de rica cena al regresar a casa. Los servales habían casi perdido sus hojas, estaban cuajados de frutos en una explosión de color
El otoño ha llegado tarde, y las bajadas bruscas de temperatura y las lluvias de los últimos días hacen que rápidamente avance la estación, y ya el bosque parece haber entrado en la recta final perdiendo rápidamente sus hojas.
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Ubicación Puebla de Lillo (León)
Desnivel acumulado 285 metros
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